viernes, 16 de febrero de 2018

Casi.

Hay días en los que imagino que mientras estoy en esta situación, llega alguien a mi puerta para invitarme a salir.

Así nada más, un amigo, una amiga, cualquiera, viejo o nuevo conocido.

Salimos y nos vamos a un bar a pasar un buen rato, la paso tan bien que ni siquiera me doy cuenta de que no tengo ningún tipo de malestar, me olvido de todo.

Después imagino que me niego a abrir la puerta, porque nadie puede llegar sin avisarme, porque nadie puede interrumpir mi situación.

También imagino que hago todo lo contrario a lo que estoy acostumbrado.

A veces imagino que no siento nada.

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