miércoles, 30 de agosto de 2017

El Scorcho.

Ha de ser muy feo eso de tener cáncer en los huevos.

Creo que el trabajo es mi mejor terapia (y también creo que ya lo he mencionado muchas veces), pero cuando no estoy en él, pienso que es una cosa algo extraña. Mi trabajo consiste en tratar con desconocidos a los que les tengo que dar un buen trato y resolver sus necesidades a la brevedad posible (no, no soy una puta), cosa que disfruto bastante, no sé, me gusta lidiar con ese tipo de problemas.

La parte extraña aparece cuando no estoy en el trabajo, cuando me doy cuenta de lo que soy normalmente, me gusta estar solo y que no me chinguen con charlas que realmente no me interesan. No soy sociable porque así nací, no por gusto. Creo.

(En este momento es cuando siento que estoy escribiendo lo que ya he escrito muchas otras veces)

Me pasa que no dejo de pensar en el 2015, siento que estoy atrapado en el pasado y que de repente descuido el presente. Cuando me doy cuenta ya estamos a finales de agosto.

Siento que las cosas pasaron hace poco, que esos momentos los viví hace apenas unas semanas. Parece que las cosas fluyen mientras mi mente está en otro lado.

La vida va muy rápido y creo que está bien, pero a veces va tan rápido que no alcanzo saborearla.

Sin querer me he relacionado con mujeres con las que han pasado cosas chidas y me hacen ver que todo puede tener otra perspectiva, después empiezo a sentir que invaden los dominios de diablorama y recuerdo al punto al que no quiero llegar.

Me alejo por completo y es una historia que no deja de repetirse.

Ya no estoy seguro de cuál es la persona que conocen, a veces ni yo estoy seguro de lo que soy.

Todo es igual, todo da igual.