Me he esforzado, en serio.
Pasan los días y creo que aún me esfuerzo demasiado en ese extraño positivismo. Pero también creo que es muy necesario. Muy seguido me olvido de voltear atrás y entender todo lo que he podido superar.
Lo percibo falso, pero creo que vale la pena; de alguna forma ayuda a refrescar ese antes y después. A pesar de que yo mismo he notado las diferencias, aún así, es como luchar con alguien más.
Pocas veces me valoro. Y está bien, eso no cambia nada.
Cuando mis días transcurren, así como normalmente lo son, grises, nublados o sin ánimos, aún dentro de toda esa mierda, ahí estoy tratando de entender las cosas y esforzándome por convencerme de que no todo está perdido.
Es horrible comprender lo que va en contra de mi naturaleza. Es horrible que sea tan difícil disfrutar la vida, la vida que solo es una, que es tan breve. Por eso aprecio tanto los días en los que tengo claridad; me hacen ver mi realidad. Desgraciadamente, no son tantos como yo quisiera. Y sí, sé que no es algo que yo pueda controlar. Pero eso lo entiendo mucho después, cuando la tormenta pasa.
He intentado luchar demasiado en contra de mi realidad, lo juro. No es nada fácil. A pesar de que entiendo que es mucho mejor el optimismo, no es sencillo cambiar años de vivir siempre con el mismo sentir. Tanta negatividad no se puede cambiar así nada más.
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