domingo, 31 de marzo de 2019

Sálvame de mí.

Normalmente estoy sentado en la barra, tomando cerveza, ginebra o whiskey. A veces me enveneno con los tres en una misma noche. Esos días no son raros, son más comunes de lo que desearía, mis días favoritos, de esos en los que sientes que sólo vives para eso. 

Estoy ahí sentado, pensando en lo bien que la estoy pasando, un gran momento de tranquilidad, embriagándome y escuchando mi música favorita. Suena algo tranquilo, algo de múm. Sigue algo más especial, algo de Sleep o algo que me destape miles de recuerdos. 

En esos momentos sólo soy yo, mi bebida y la música. En esos días me siento el hombre más afortunado del mundo. Me siento muy bien, mi mente se libera y logro ser feliz.

Pasan los días.

Una vez más, estoy sentado en la barra, tomando cerveza, ginebra o whiskey. depende de mi humor, a veces me enveneno con los tres en una misma noche. Otras veces decido sólo ir por caguamas. Esos días no son raros, son más comunes de lo que desearía, mis días favoritos, de esos en los que sientes que sólo vives para eso. 

Estoy ahí sentado, en mi mente pasan muchas cosas, muchos sentimientos, observo mi alrededor, me observo a mí, pienso en lo que estoy haciendo. En mi mente se siente algo pesado, a veces siento que se me cae la cara. Empiezan a sonar mis canciones favoritas, esas que me traen miles de recuerdos, todas y cada una reviven momentos de mi pasado, a veces aparecen recuerdos que desearía no existieran. No hay tranquilidad, necesito embriagarme para sentirme mejor. 

Escucho mi música, escucho algo que me gusta mucho y a la vez es deprimente.

Estoy ahí sentado sintiéndome el hombre más desafortunado del mundo, deseando morir, fantaseando cómo sería la mejor forma para matarme.

Otro día más.