miércoles, 27 de febrero de 2019

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Habían sido días felices, muy felices diría yo. De esas veces en las que todo es tan distinto a lo habitual, que te cuesta trabajo aceptarlo, lo vives y al mismo tiempo tratas de asimilarlo. No hay más opción, tienes que aprender a disfrutar.

Unos minutos bastan para arruinarlo.

Despiertas, sabes que todo terminó, lo que debía terminar tan bien como empezó, terminó de la peor manera posible.

Estoy sentado, viendo el desayuno frente a mí.

Son unos chilaquiles verdes con unos pedazos de pechuga de pollo y un poco de frijoles, no son tan buenos, pero era lo mejor que pude encontrar. La bocina se quedó sin batería, me quedé sin música, mi única compañía era el sonido del refrigerador. Dejé una cerveza sobre la mesa, la vi con asco y mejor la quité de mi vista.

Era más tarde de lo que pensaba, mis ojos aún estaban hinchados, tenía años sin sentir mis párpados de esa manera.

Me vi al espejo:

¿Qué tal, eh? Te he dicho muchas veces lo malo que es involucrar sentimientos, no eres nuevo, ¿sabes? Lo bueno es que ya recordaste lo que es querer de verdad a las personas y es un pequeño recordatorio de que las personas que quieres no precisamente te quieren igual. Me extraña de ti, tú, el experto.

De repente ya estaba en el aeropuerto, aún tratando de asimilar las cosas.

Pasó una eternidad.

Por fin estaba en mi asiento, con mis audífonos a todo volumen. Sonaba Satanic Rites of Drugula, mientras observaba la lluvia por la ventana, después de días tan soleados, llovía precisamente el día en que todo había terminado.

Niebla, había mucha niebla.

Pasó una de las sobrecargos y me pidió que me quitara los audífonos. Con mi música nadie se mete, hice caso omiso, por mi música y porque soy un rebelde, un chico malo.

Frente a mí hay un bebé llorón, llora horrible, estoy harto. Subo el volumen.

Después del ritual de seguridad, estamos por despegar.

Empieza a sonar Mr. Blue Sky, la versión de Weezer.

El avión poco a poco empieza a ganar velocidad, extrañamente se sacude un poco de lado a lado. La velocidad a tope.

A esta velocidad tanto movimiento ya me parece peligroso, ojalá.

Me acomodé un poco, estiré mis piernas y subí aún más el volumen. Aunque ya la había escuchado miles de veces, volvió a dejarme con una sonrisa cuando empezó:

Sun is shinin' in the sky
El avión comienza a elevarse, la niebla no me deja ver mucho, pero no se necesita ser un genio para saber que algo anda mal, tiembla demasiado, hay mucho movimiento.

There ain't a cloud in sight
Repentinamente se escuchan gritos, se partió una de las alas, ¿chocó con algo? no sé, pero también hay una fisura en el fuselaje, justo a unas tres filas de mi asiento.

It's stopped rainin' everybody's in a play
El bebé salió disparado de los brazos de su madre, el avión gira sobre su eje, sin control, los compartimientos se abrieron y algunas maletas están volando y golpeando a todos. Hay calzado y personas en el techo, en el suelo, en el techo, en el suelo, ya no se sabe dónde es arriba y dónde abajo.

¿Yo? Yo estoy esperando el impacto final.

And don't you know, It's a beautiful new day, hey hey.
Ay sangre por todos lados.

Por fin chocamos contra el suelo, estamos de regreso en tierra firme, hay varios cuerpos sin cabeza aún amarrados al asiento. Sólo los observo, qué vidas tan miserables.

El avión alcanzó la altura y nos indican que podemos quitarnos el cinturón de seguridad, me cambio de asiento a uno más lejos de la ventana.

Me espera un largo viaje.