Ya no sé qué extraño y qué no.
Estaba sentado, escuchando música, e inevitablemente me llegó un recuerdo de esos que quiero evitar.
¿Por qué? Esos recuerdos ni siquiera los tengo considerados en mi gasto emocional. Es por eso que me causan malestar y me desgastan tanto. Al igual que esas pesadillas que seguido me atormentan.
Las imágenes son muy claras: un sábado por la mañana, despertando en una cama que no es la mía, con un vaso de agua que ella me dejó, para después llevarla a su trabajo o a casa de su abuela.
No entiendo por qué eso sigue existiendo en mi mente, esas memorias ni siquiera deberían existir, pero ahí siguen. ¿Por qué siento que sólo llegan para incomodarme? Digo, han pasado años. Me causan demasiado malestar.
Además, sumado a esos problemas personales, a todo eso le debo sumar que he estado fuera de mi hábitat por tres años, y apenas estoy sintiendo que no pertenezco. El problema es que, al igual que en cualquier otro lado, nunca voy a pertenecer.
No sé quién se siga tomando la molestia de leer lo que pongo por acá. La verdad me tiene sin cuidado, no me importa. Pero mi mente me pide escribir mis cosas de alguna manera, y pues, hoy en día aborrezco las redes sociales a las que estaba acostumbrado, y ahora estoy a nada de escribir en papel.
Pero lo sigo haciendo acá, porque después no sabré en manos de quién caerían las cosas que escribí en papel.
Y bueno, aquí sigo. La vida está pasando y yo también.